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Vacaciones de libro |
JAVIER VELAZA |
08:00 Horas | |
Un paseo imaginario por los escaparates de
las librerías para ayudarle a escoger su libro de estas
vacaciones. |
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En el umbral de las vacaciones,
y con el horizonte de la Feria del Libro a la vista, las
librerías se convierten en un hervidero de novedades. No
siempre resulta sencillo guiarse en tal laberinto de títulos,
porque las sirenas de la publicidad saben embelecar con su
cantinela a los no avisados, y quien entra buscando el yelmo
de Mambrino corre el riesgo de salir con bacía de
barbero.
Así que amárrese el lector al mástil de su
gusto literario y, si acusa síntomas de desorientación, puede
echar mano del hilo que aquí se le tiende.
Los
propensos a la novela autóctona tienen motivo justificado para
el contento. Acaba de ver la luz la última historia de
Almudena Grandes, Los aires difíciles, una narración extensa
en la que dos personajes que intentan reconstruir sus vidas
coinciden en una urbanización gaditana.
La lucha por
huir de un pasado que no se resiste a quedar atrás, y la
voluntad de conseguir un nuevo principio marcan las relaciones
entre los seres y el desarrollo de la acción. En la misma
editorial (Tusquets) y casi simultáneamente, Luis Landero nos
ofrece El guitarrista, un texto que admite con cierta holgura
la etiqueta de novela de formación y que incluye también
algunas dosis de autobiografía.
La capacidad de
fabulación, la maestría en el ensamblaje narrativo y la
esplendidez de la prosa siguen en la línea de los libros
anteriores de Landero, que se nos antoja uno de los nombres
absolutamente imprescindibles de nuestra
literatura.
Quienes anden un tanto rezagados pueden
aprovechar para recuperar el tiempo perdido con Soldados de
Salamina de Javier Cercas (Tusquets) o El cielo abierto de
Álvaro Pombo (Anagrama), ambas múltiplemente laureadas –y con
justicia– en los últimos meses.
Si se prefiere el
género del cuento, la oferta es también muy sugestiva. Lumen
nos propone Tan triste como ella y otros cuentos, en el que
podemos recuperar ese particular universo de perdedores, tan
consanguíneo del tango, que nos legó Juan Carlos Onetti. De
William Faulkner, DeBolsillo ha rescatado Una rosa para Emily
y Miss Zilphia Gant, del primero de los cuales hiciera tan
sagaz comentario el recién desaparecido y lamentado Pierre
Bourdieu.
A caballo entre el cuento y el microrrelato,
los Días imaginarios de José María Merino (Seix Barral)
exploran ese territorio de fusión entre realidad y ficción que
se evidencia tan querido al autor a lo largo de su ya
importante obra. Y muy digna de mención nos parece la
antología Cuentos para un siglo. 100 años de premios Nobel que
ha preparado Círculo de Lectores.
De las muchísimas
opciones que existen entre los narradores extranjeros, me
permito extraer tres de distinto nivel: un valor en alza, un
consagrado y un clásico. El primero, David Leavitt, que en
Martin Bauman (Anagrama) muestra el paso firme de su escritura
en una historia que alterna lo formativo y lo
iniciático.
El segundo, Antoni Tabucchi, de quien nos
llega Se está haciendo cada vez más tarde (Anagrama); y, por
supuesto, el inefable Víctor Hugo, de quien se celebra el
segundo centenario del nacimiento y cuyo Manifiesto Romántico
pone a nuestra disposición Península. A esta tríada los
amantes de la novela de género pueden añadir Reino de sombras
de Alan Furst (Umbriel), uno de los más solventes cultivadores
actuales del género negro, que elabora aquí una sugerente
intriga magníficamente ambientada en la Europa
prebélica.
Hablando de conflictos, por supuesto, y ya
en el ámbito de la no ficción, sigue siendo pingüe la cosecha
de títulos relativos al 11-S. Así, por ejemplo, un volumen de
Península reúne bajo el epígrafe El mundo después del 11 de
septiembre de 2001 textos firmados por una prestigiosísima
nómina de autores, desde Eco a Vargas Llosa, o desde Rushdie a
Saramago.
Por su parte, La Esfera de los Libros
presenta su Atlas de la guerra, que, simultaneando el formato
gráfico y el digital, ofrece una selección de las crónicas que
los periodistas de El Mundo firmaron en los días posteriores
al ataque.
Al análisis de temas muy actuales están
consagrados otros dos libros de mérito, ambos en el catálogo
de Siglo Veintiuno: La democracia en Europa, de Larry
Siedentop, y La globalización depredadora de Richard Falk,
quien aboga por una nueva potenciación del estado y, a un
tiempo, por una “globalización desde abajo”.
Enigmas y viajes Los fanáticos de los
enigmas de la antigüedad disfrutarán con dos propuestas de
Grijalbo: El secreto de las ánforas viene firmado por Adrienne
Mayor, y se plantea descubrir qué conocían griegos y romanos
de los dinosaurios y de la paleontología.
La reina de
Saba relata el viaje llevado a cabo por Nicholas Clapp por los
territorios en los que vivió presuntamente el misterioso
personaje. Y, puesto que hemos mencionado la palabra viaje,
puede el lector acompañar al infatigable Dickens a través de
sus Estampas de Italia que encontrará en Alba.
No
podemos descuidar las consabidas efemérides, este año no
menores, por cierto. El centenario de Gaudí, recién
inaugurado, da pie a una nueva biografía del arquitecto,
firmada por J. J. Navarro Arisa y publicada por Planeta, que
la añade así a la de Gijs von Hensbergen que editó hace unos
meses.
Estrecho vínculo con Gaudí tuvo otro conmemorado
de alto nivel, Jacint (Mosen Cinto) Verdaguer, de quien
Tusquets ofrece En defensa propia, recopilación de una parte
menos conocida de su obra, los artículos en prosa.
Los
amantes de la poesía tienen este año una cita inexcusable con
Cernuda, cuyo centenario, suponemos, empezará pronto a dar
frutos bibliográficos. Mientras tanto, no puedo sino
recomendarles La caza del carabón, un extraordinario texto
poético de Lewis Carroll (Lumen), a cuya edición inglesa
Adolfo Sarabia ha dotado de traducción literal y
literaria.
Quede aquí esta breve cartografía del
laberinto. Si, de todos modos, no logra salir de él, no se
preocupe: el de la literatura es un laberinto muy acogedor.
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